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EL DIA QUE VÍ A MADONNA: 08/15/06
EL DIA QUE VÍ A MADONNA
  CAPITULO IX: CLASES DE INGLÉS
1 de Diciembre de 2001

Hoy es domingo, son las nueve de la mañana, se nos acaba el fin de semana, pero esta semana la empiezo contenta, con más ganas que la anterior. Ayer fuimos a hacer la prueba de nivel a “Callan” y mañana por fin empezamos de seis y media a ocho y media de la noche. Está en Oxford Street con lo cual saliendo a las cinco de la tarde de trabajar de Canary Warf nos da tiempo de sobra. Tanto Otto como yo, estamos ansiosos por empezar, esperamos que estas clases aceleren nuestro proceso de aprendizaje, nos han dicho que son muy buenas, ya pueden serlo, nos salen por 184 libras mensuales cada uno, ¡una pasta! Nos lo tomamos como una gran inversión, esperamos que en los próximos tres meses nuestro vocabulario nos permita pasar de ser limpiadores a nuestra segunda parte del plan en Londres, conseguir un trabajo en el que puedas mantener conversaciones normales, léase, dependienta, camarera,….
En el escritorio hay dos nuevas fotos, una de Otto y mía en nuestra habitación y otra mía con Francisco y Jimena en la cocina, del día que los invitamos a cenar. Nos las han traído ayer, al final parece que no estaban enfadados y tampoco la “mami” de Jimena le dijo nada raro de nosotros, por el momento. Ayer fue la primera vez que estuve hablando con Jimena normal, como lo hubiera hecho con una amiga, sin comerme mucho la cabeza, simplemente hablando, eso si “a grito pelao”.
Hoy el día se ha dividido en tres fases, por eso parece que lo que estoy escribiendo no va ligado uno con otro. Por un lado, nos ha sido imposible chatear con nuestros familiares, porque en el ciber había problemas de conexión, una hora intentando conectarnos para nada, si una hora. Por otro lado hemos sacado nuestra libreta de cálculos, para intentar vislumbrar una luz en nuestra oscura economía londinense. La cruda realidad nos ha abofeteado de nuevo, ¡hasta marzo no se saneará nuestra economía!, ni para pipas nos queda después de pagar, casa, metro, comida y clases.
La navidad de 2001 va a ser la más austera de todas las navidades austeras que se hallan descrito nunca. 40 libras para toda la semana en comida, así que no se que cena podremos hacer tanto en Nochebuena como en Nochevieja y desde luego de intercambiar regalos ni hablamos.
El mejor lado de los tres que quería contar es que después de los cálculos hemos cerrado la libreta y nos hemos ido a tomar el aire, entramos en un pub que hay cerca de nuestra casa, justo al lado de la estación del metro. ¡Está genial! Es nuevo, cada vez que íbamos a coger el metro veíamos como avanzaban las obras de remodelación y pensábamos –tenemos que ir a la inauguración- pero no fuimos. Hoy por fin nos decidimos a ir y lo pasamos genial, fue como volver a respirar un poco de aire después de tanto cálculo. Por 2,55 libras que fue lo que nos costaron las dos pintas que tomamos, he vuelto a casa convencida de que en Londres es donde debo estar. Volver a España en este momento sería un error, ya que aquí en breve conseguiré todos mis objetivos. Antes de ir al pub echábamos de menos los fines de semana en Calviá, pero hoy nos hemos dado cuenta que aquí también lo vamos a pasar bien, solo es cuestión de tiempo.



8 de Diciembre de 2001

La semana pasada Zoe y yo comenzamos a clases de ingles. Ahora ya tengo la sensación de que las cosas van a cambiar y que todo comenzará a salir según nuestros planes. Este sí es un paso importante. Iremos dos horas a la semana todos los días y eso nos hará avanzar a buen ritmo para conseguir dominar el idioma lo más rápidamente posible y por tanto tener la posibilidad de realizar otros trabajos menos desagradables. Solamente, en esta semana de clases, me he dado cuenta de la cantidad de tiempo que se desperdicia en España con las clases de Inglés. En teoría llevó doce años de mi vida estudiando inglés, la primera vez en sexto de EGB y la última en la Facultad de Ingenieros, y ¿para qué?, para que unos profesores ineptos, los cuales, la gran mayoría lo mas cerca que han estado de Inglaterra fue cuando visitaron Cádiz (al ladito de Gibraltar), te pongan clases de gramática, todo el puto día y digan que la pronunciación no es importante. Realmente esta semana en clase lo único que hemos hecho es hablar, hablar y hablar, una vez sepamos hablar y nos entendamos ya podremos ir avanzando en la escritura. Desde luego si en los doce años anteriores hubiese tenido aunque fuese un par de años de clases como estas, estoy seguro que ahora mismo no estaría metiendo mis manos en el retrete todos los putos días.
En el trabajo ya empiezo a estar hasta el culo de todos, tanto de los Colombianos como de los Africanos. Para un tío como yo que llegó aquí sin tener ni un solo prejuicio, y que se molesta todos los días en tener una relación cordial con todos y hablar con ellos como hablaría con mis colegas en Calviá, es difícil llegar a la conclusión que tanto unos como otros están tres o cuatro generaciones por detrás y que salvo que quieras indagar en la vida de las tribus indígenas no merece la pena hablar con ellos, porque a parte de ser monotemáticos y tener la cultura y la educación de la mona chita, son unos pesados.
Hoy, no solo estoy asqueado por este trabajo sino también por que Zoe me ha contado que Juan ha intentado ligar con ella en el ascensor de personal. No podía creérmelo, pero el ataque de rabia (autentica) que tuve cuando Zoe me lo contó a modo de coña, fue tal, que si me lo llego a encontrar delante en ese mismo momento, creo que le hubiese matado. En ocasiones tengo un carácter psicópata, lo sé, aunque jamás lo confesaré, no es la primera vez que se me pasa por la cabeza matar a alguien y probablemente no será la última. Aunque soy un tío con neuronas y no voy a joder mi existencia por un puto subnormal que cuando yo tenga mi vida solucionada, él todavía andará limpiando mierda, porque desde luego no vale para otra cosa. Así qué Juan, ¡¡Ahí te jodas cabrón!!
Quizás en otro momento de mi vida me hubiese reído de que ese ridículo y anacrónico personajillo le entrase a mi novia, pero precisamente ahora no estamos atravesando nuestro mejor momento, ¡que coño!, éste sin lugar a dudas es el peor de todos. Por varias razones, aunque la más obvia y la principal es que nos tenemos que ver todos los días en el trabajo como dos subnormales y analfabetos catetos con esos ridículos uniformes. Ella me ve a mí como un “pringao”, seguramente, al menos así es como yo me veo, un tío escuchimizado metido dentro de este uniforme dos tallas más grandes, y a las órdenes de una moderna campanilla de mayordomo, el busca. Rodeado de tíos triunfadores, vestidos con trajes caros, grandes sueldos y estupendos coches y apartamentos. Desde luego esa no es la imagen que quiero mostrarle a mi novia. Aunque, me consuela pensar, que después del tiempo que llevamos juntos se dará cuenta que la única razón por la que soporto este traje es porque aspiro a ser un triunfador en el menor tiempo posible. Por otra parte para mí tampoco es fácil verla dentro de ese horrible uniforme, con esa entupida pajarita que le obligan a llevar. Pero intento tomármelo como si fuésemos los actores de una función de teatro.
De esta manera cuando sale de la taquilla y la miro, es como si fuese la primera vez que la veo desde el desayuno.
Otra de las razones por la que no atravesamos nuestro mejor momento es, sin duda, por la inestabilidad en la que vivimos, no dejamos de pensar que si queremos mudarnos y dejar por fín de vivir en una habitación, debemos empezar a buscar un apartamento cuanto antes y lo que es peor, conseguir ahorrar para la fianza del alquiler. Estamos atravesando una situación caótica. Seguro que cuando todo se normalice las cosas entre nosotros volverán a ser como siempre.
Como ya he dicho paso de los indígenas estos con los que curro. He intentado conocer gente nueva para hablar en inglés un rato y he conocido dos chicos y una chica que trabajan en el puesto de café que hay en mi planta. Se turnan, con lo cual he ido conociéndolos a todos. Al primero que conocí fue a Alexandre, un italiano de veintinueve años que ha viajado por un montón de países, le encanta el fútbol, y me pone al día de todas las ligas de Europa, incluida la española.
Al segundo que conocí fue a Travis, Vietnamita. Vino a Londres hace doce años, y estuvo en distintos y variopintos trabajos, una fábrica de ropa, un bar, haciendo la manicura en un salón de belleza… Este último era el que mas le gustaba, pero cerraron el negocio y ahora lleva dos meses trabajando aquí. Es un chico simpático, tiene un timbre de voz muy peculiar (como un pitido) y unos gestos muy exagerados. Por su manera de hablar de las barrigas y culos de los ingleses me ha dado la sensación que es gay, y la verdad, no creo que vaya muy desencaminado, porque siempre que se le acerca alguna chica a pedirle un café no parece siquiera reparar en ella, pero cuando es un chico siempre suelta algún comentario. La verdad es que a mí me viene genial, suelo escaquearme hasta su puesto de cafés y sentarme en una silla medio escondido, mientras él me prepara cada día un café distinto, latte, capuchino, expresso todos los días me lo adereza con distintos sabores, vainilla, avellana… ¡y todo por la cara!, porque el tío no me deja pagarle ni un día. Yo al principio insistía, aunque sea pobre no me gusta ir de gorrón, pero el se pillaba unos mosqueos increíbles cada vez que me veía sacar una libra, así que ya paso definitivamente. Creo que piensa que debo ser muy pobre, porque el nunca había visto a un europeo trabajar allí limpiando, y no se cree ni una palabra cuando le digo que me faltan dos asignaturas para ser ingeniero, pero a mi me da lo mismo porque al fin y al cabo aquí de momento no cuenta el haber estado en la universidad. Ahora esta enseñándome a comer con palillos, algo que yo siempre he querido hacer. El otro día me trajo unos palillos y me tiró encima de una bandeja un montón de macarrones sin cocinar para que practicase. Al final creo que esta semana aprenderé por fin.Por último está Jasmine una chica turca con la que todavía no he tenido la oportunidad de hablar mucho, aunque le encanta preguntarme cosas sobre España. Al parecer tiene problemas con el Visado porque pertenece a la parte asiática de Turquía algo de lo cual nunca había oído hablar.
 
EL DÍA QUE VÍ A MADONNA, ES EL DIARÍO DE DOS JÓVENES INCONFORMISTAS, CANSADOS DE UNA VIDA DONDE YA TODO PARECÍA ESTAR ESCRITO. ES LA BUSQUEDA DE SU OTRO YO EN UNA CIUDAD DONDE TIENEN QUE PARTIR DE CERO, FUERA DEL APOYO Y LA COMODIDAD APARENTES DE SUS FAMILIAS. ZOE Y OTTO SON 2 PERSONAJES QUE REIVINDICAN SU PROPIA IDENTIDAD EN UN MUNDO EMPEÑADO EN NEGARSELA.

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Lugar: Asturias, Spain

Responsable de Comparte MiModa, "Le Petit Coquelicot" y Commonline. Diseñadora y creadora del evento de moda "The way we live" Emprendedora, proactiva, mama de dos niños. Socia del El Parto es Nuestro. Aficionada al padel, a la fotografía, a la reposteria, al Do it yourself, a la jardinería... Fan absoluta de la red porque entre otras millones de cosas me permite darle la merienda a mis hijos todos los días. Para contactar conmigo puedes hacerlo a través de compartemimoda@gmail.com

CAPITULO I: ZOE

CAPITULO II: OTTO

CAPITULO III: ZOE HA LLEGADO A LONDRES

CAPITULO IV: LA HABITACIÓN

CAPITULO V: UN JARRO DE AGUA FRIA

CAPITULO VI: BUROCRACIA

CAPITULO VII: FRIO NOVIEMBRE

CAPITULO IX: CLASES DE INGLÉS

CAPITULO X: PESADILLA ANTES DE NAVIDAD

NOTA DEL AUTOR

En Orden Cronológico